¿reformas? al cuarto de sanalejo
La principal falla del sistema pensional en Colombia es que es uno de los determinantes centrales de la mínima redistribución del ingreso. Para entender la magnitud del problema, anualmente, el Presupuesto General de la Nación destina alrededor de 40 billones de pesos al sistema pensional como al Sistema General de Participaciones. En el caso de los 40 billones del SGP, se benefician alrededor de 30 millones de colombianos, la mayoría pertenecientes a la población más vulnerable, en la medida que los recursos se destinan a educación pública, salud del régimen subsidiado y agua potable. Esto contrasta con que solo 2 millones de colombianos se benefician de los 40 billones del sistema pensional, perteneciendo en su mayoría al quintil de mayores ingresos. Por lo anterior, la reforma pensional es esencial para contribuir a una sociedad más equitativa. Sin embargo, esta reforma parece no ser viable. Sin haber radicado un texto formal en el Congreso se difundieron argumentos imprecisos como que la reforma buscaba privatizar Colpensiones, algo absolutamente opuesto a lo que algunos centros de pensamiento han planteado que es modificar o eliminar el Régimen de Prima Media.
Así, la posibilidad de tramitar la reforma pensional se redujo, especialmente en el contexto actual, el cual se caracteriza por la falta de confianza en las instituciones y la difusión de información falaz. En primer lugar, en Colombia ha habido una pérdida en la confianza en las instituciones que se refleja en la derrota sistemática de los partidos tradicionales en las elecciones y el aumento de las candidaturas independientes. Adicionalmente, hay un pesimismo persistente en los colombianos frente a la situación del país. Históricamente, Fedesarrollo ha evidenciado que el Índice de Confianza del Consumidor evoluciona paralelamente al de los comerciantes e industriales, de manera que el principal determinante de estas series es el ciclo económico. Sin embargo, a partir de 2016 la tendencia entre la confianza de los consumidores y la de los demás agentes de la economía se rompió. Desde 2016, el 98% de los periodos el ICC ha estado por debajo del promedio histórico, llegando a estar a más de 40 desviaciones de este promedio, mientras que la confianza de los comerciantes e industriales ha oscilado en una banda a 10 desviaciones del promedio. A pesar de que esta medida es una aproximación a la confianza en las instituciones, esta ruptura refleja un fenómeno de pesimismo en los individuos sobre la situación del país, lo cual se evidencia fácil cualitativamente.
En segundo lugar, la información falsa que se divulga sobre las reformas constituye otra barrera. Internet y las redes sociales democratizaron en cierta medida el acceso a la información. A pesar de lo positivo, no hay garantías sobre la veracidad y objetividad de la información que se difunde, en la medida que cualquier persona con intereses particulares o sin el conocimiento suficiente puede difundir información masivamente. Kogan, Moskowitz y Niesser en un artículo del 2019 muestran las distorsiones que genera la información falsa en mercados financieros. Aseguran los autores que, en otros sectores, como política y elecciones, los efectos negativos pueden ser mayores puesto que la información en estos es imperfecta. Por lo tanto, a través de publicaciones falsas con alcance masivo, se dificulta el trámite de reformas estructurales, puesto que sus contradictores ganan adeptos de manera sencilla y sin fundamentos.
La combinación de estos argumentos con la baja gobernabilidad del gobierno, pueden llevar a priorizar la participación de políticos frente a técnicos, por lo cual, pareciera que la reforma pensional y las otras reformas estructurales necesarias, quedaron en el cuarto de Sanalejo. Y en este contexto, ¿cómo hacemos las reformas?
Lucas Marín Llanes - Estudiante de Economía
Así, la posibilidad de tramitar la reforma pensional se redujo, especialmente en el contexto actual, el cual se caracteriza por la falta de confianza en las instituciones y la difusión de información falaz. En primer lugar, en Colombia ha habido una pérdida en la confianza en las instituciones que se refleja en la derrota sistemática de los partidos tradicionales en las elecciones y el aumento de las candidaturas independientes. Adicionalmente, hay un pesimismo persistente en los colombianos frente a la situación del país. Históricamente, Fedesarrollo ha evidenciado que el Índice de Confianza del Consumidor evoluciona paralelamente al de los comerciantes e industriales, de manera que el principal determinante de estas series es el ciclo económico. Sin embargo, a partir de 2016 la tendencia entre la confianza de los consumidores y la de los demás agentes de la economía se rompió. Desde 2016, el 98% de los periodos el ICC ha estado por debajo del promedio histórico, llegando a estar a más de 40 desviaciones de este promedio, mientras que la confianza de los comerciantes e industriales ha oscilado en una banda a 10 desviaciones del promedio. A pesar de que esta medida es una aproximación a la confianza en las instituciones, esta ruptura refleja un fenómeno de pesimismo en los individuos sobre la situación del país, lo cual se evidencia fácil cualitativamente.
En segundo lugar, la información falsa que se divulga sobre las reformas constituye otra barrera. Internet y las redes sociales democratizaron en cierta medida el acceso a la información. A pesar de lo positivo, no hay garantías sobre la veracidad y objetividad de la información que se difunde, en la medida que cualquier persona con intereses particulares o sin el conocimiento suficiente puede difundir información masivamente. Kogan, Moskowitz y Niesser en un artículo del 2019 muestran las distorsiones que genera la información falsa en mercados financieros. Aseguran los autores que, en otros sectores, como política y elecciones, los efectos negativos pueden ser mayores puesto que la información en estos es imperfecta. Por lo tanto, a través de publicaciones falsas con alcance masivo, se dificulta el trámite de reformas estructurales, puesto que sus contradictores ganan adeptos de manera sencilla y sin fundamentos.
La combinación de estos argumentos con la baja gobernabilidad del gobierno, pueden llevar a priorizar la participación de políticos frente a técnicos, por lo cual, pareciera que la reforma pensional y las otras reformas estructurales necesarias, quedaron en el cuarto de Sanalejo. Y en este contexto, ¿cómo hacemos las reformas?
Lucas Marín Llanes - Estudiante de Economía