algunos retos prácticos de las reformas
Actualmente no hay grandes diferencias, entre los distintos grupos sociales, frente al tipo de sociedad que se desea lograr. Generalmente, los debates se centran en la forma de lograr ese óptimo y los niveles de igualdad a los que se aspiran. En su reciente libro, Capital e Ideología, Thomas Piketty plantea la evolución histórica de la desigualdad en el mundo y define algunas propuestas que contribuyen a lograr un tipo de sociedad que concibe ideal a través del socialismo participativo. De esas propuestas se destaca principalmente la progresividad en los impuestos a la renta, al patrimonio y a las herencias. Sin embargo, en mi opinión, algunas de estas propuestas pueden ser excesiva, por ejemplo, establecer un impuesto anual del 90% a algunos patrimonios.
La pregunta que me surgió durante la lectura del libro no se enfocó en las soluciones que el autor plantea, por el contrario, lo que me intrigó fue la manera como se podrían implementar dichas reformas. El autor, al presentar algunos casos exitosos de cambios estructurales hacia sociedades menos desiguales, no presenta evidencia sobre la forma de abordar y lograr implementar las reformas ni los altos riesgos en los que se incurre al no lograr los resultados esperados. Por ejemplo, en contextos donde priman los intereses políticos y electorales, asociados a visiones de corto plazo, aumenta la probabilidad de implementar reformas que favorezcan grupos específicos de la sociedad en detrimento del interés general. Este es el caso que se presentó en California con la Proposition 13, la cual limitó al 1% la tasa del impuesto a la propiedad y hoy no permite que se expandan los ingresos del Estado ni su inversión en sectores claves como la educación.
Del mismo modo, en el caso colombiano existe evidencia y amplio conocimiento académico en relación con las reformas estructurales que se deben desarrollar para lograr una sociedad menos desigual. A pesar de algunos desacuerdos técnicos, la limitación para llevarlas a cabo es la viabilidad de ser aceptadas por los tomadores de decisiones, especialmente los miembros de la rama legislativa. En varias oportunidades se ha intentado hacer acuerdos entre los diferentes sectores políticos con el objetivo de lograr reformas estructurales que orienten a la sociedad colombiana a reducir las desigualdades. Sin embargo, el principal resultado de dichas coaliciones ha sido el reflejo del inmenso poder de las élites políticas locales y económicas priorizando sus intereses.
Desafortunadamente no existen soluciones mágicas a estas limitaciones. Sin embargo, es posible que las soluciones vengan desde las instituciones, de manera que generen incentivos dentro de los tomadores de decisiones para que estas reformas se ejecuten. Esto requiere del cumplimiento de dos condiciones fundamentales. La primera, un Estado nacional lo suficientemente fuerte para sobreponer el interés general sobre el de las élites económicas y políticas regionales. La segunda, la independencia del poder político frente al económico limitando la financiación de las campañas políticas a recursos públicos y topes. ¿Cómo lograr estos cambios? La economía política puede ser una aproximación eficiente. Así, en mi concepto, aumentaría significativamente la probabilidad de llevar a cabo tres reformas fundamentales para que la sociedad colombiana logre disminuir las inequidades. Estas reformas se refieren a i) el catastro multipropósito, que además de generar ingresos fiscales permite romper los equilibrios político y económico en las regiones; ii) eliminar la exclusión de ciertos tipos de ingresos del impuesto a la renta y, de esa forma, aumentar su progresividad para todos los ingresos, como por ejemplo la tímida tasa fija del 10% a los dividendos; y iii) la eliminación del subsidio a las pensiones de las personas con mayores ingresos a través de una reforma estructural al sistema pensional.
Lucas Marín Llanes - Estudiante de Economía
La pregunta que me surgió durante la lectura del libro no se enfocó en las soluciones que el autor plantea, por el contrario, lo que me intrigó fue la manera como se podrían implementar dichas reformas. El autor, al presentar algunos casos exitosos de cambios estructurales hacia sociedades menos desiguales, no presenta evidencia sobre la forma de abordar y lograr implementar las reformas ni los altos riesgos en los que se incurre al no lograr los resultados esperados. Por ejemplo, en contextos donde priman los intereses políticos y electorales, asociados a visiones de corto plazo, aumenta la probabilidad de implementar reformas que favorezcan grupos específicos de la sociedad en detrimento del interés general. Este es el caso que se presentó en California con la Proposition 13, la cual limitó al 1% la tasa del impuesto a la propiedad y hoy no permite que se expandan los ingresos del Estado ni su inversión en sectores claves como la educación.
Del mismo modo, en el caso colombiano existe evidencia y amplio conocimiento académico en relación con las reformas estructurales que se deben desarrollar para lograr una sociedad menos desigual. A pesar de algunos desacuerdos técnicos, la limitación para llevarlas a cabo es la viabilidad de ser aceptadas por los tomadores de decisiones, especialmente los miembros de la rama legislativa. En varias oportunidades se ha intentado hacer acuerdos entre los diferentes sectores políticos con el objetivo de lograr reformas estructurales que orienten a la sociedad colombiana a reducir las desigualdades. Sin embargo, el principal resultado de dichas coaliciones ha sido el reflejo del inmenso poder de las élites políticas locales y económicas priorizando sus intereses.
Desafortunadamente no existen soluciones mágicas a estas limitaciones. Sin embargo, es posible que las soluciones vengan desde las instituciones, de manera que generen incentivos dentro de los tomadores de decisiones para que estas reformas se ejecuten. Esto requiere del cumplimiento de dos condiciones fundamentales. La primera, un Estado nacional lo suficientemente fuerte para sobreponer el interés general sobre el de las élites económicas y políticas regionales. La segunda, la independencia del poder político frente al económico limitando la financiación de las campañas políticas a recursos públicos y topes. ¿Cómo lograr estos cambios? La economía política puede ser una aproximación eficiente. Así, en mi concepto, aumentaría significativamente la probabilidad de llevar a cabo tres reformas fundamentales para que la sociedad colombiana logre disminuir las inequidades. Estas reformas se refieren a i) el catastro multipropósito, que además de generar ingresos fiscales permite romper los equilibrios político y económico en las regiones; ii) eliminar la exclusión de ciertos tipos de ingresos del impuesto a la renta y, de esa forma, aumentar su progresividad para todos los ingresos, como por ejemplo la tímida tasa fija del 10% a los dividendos; y iii) la eliminación del subsidio a las pensiones de las personas con mayores ingresos a través de una reforma estructural al sistema pensional.
Lucas Marín Llanes - Estudiante de Economía